Parte de los cambios que ha traído la digitalización y la hiper conexión, es que ahora todos aquellos que cuentan con acceso a internet, pueden buscar y descargar información. Si a esto le sumamos, quien busca posee pericia en la navegación, es altamente probable descubra contenido relevante y de utilidad.

En las universidades, los estudiantes piden experiencias y aprendizajes de sus maestros, en las empresas, se buscan programas personalizados al negocio o si es posible, a los participantes en sí. Aprender está al alcance de un click, se cuentan con tutoriales, simuladores, profesores en línea y la demanda del solicitante.
Por todo lo anterior, como Recursos Humanos se nos abre la oportunidad para traer a nuestros colaboradores, programas que no solo respondan a las necesidades identificadas, sino que les brinden una experiencia de aprendizaje personalizado.
Esta oportunidad no siempre se traduce en un incremento de costo, pero sí en incorporar creatividad, escucha, análisis y ejecución impecable de nuestra parte y/o del proveedor (es) con quienes trabajamos.
La experiencia que hemos desarrollado en nuestra área de Capacitación, nos ha mostrado que los programas más éxitos, son aquellos diseñados e impartidos con varios de los siguientes elementos:
Escuchar e indagar sobre las retos, actividades y características de los participantes.
Alinear el programa, taller o intervención de capacitación con el propósito de negocio, si es posible acotarlo al año fiscal, al contexto actual, al nuevo producto, cambio de cultura, etc.
Contar un patrocinador tanto de RH como del área de negocio. Ambos podrán monitorear el impacto durante y después de la capacitación.
Definir capacitaciones cortas o por etapas a fin de evaluar y hacer rápidamente los ajustes necesarios.
Elegir a un equipo de facilitadores que cuenten con experiencia y conocimiento, excelentes comunicadores y comprometidos con el aprendizaje.
Construir programas que incluyan un tema o idea central como detonador, dirigido a la persona, no sólo al ocupante de posición, desafíe las creencias y conocimientos actuales, conecte la emoción, el cuerpo y pensamiento.
Incorporar una aplicación o herramienta digital para compartir contenido, experiencia y contacto.
Compartir la responsabilidad del aprendizaje y crecimiento con los participantes, impulsarlos de un rol receptivo a un rol activo.
2019 se presenta como un año, donde en México y en el mundo, tenemos grandes desafíos para optimizar y potencializar quienes somos como individuos y organizaciones.
Es un gran escenario para (re) aprender a formar a nuestros colaboradores. ¡Hagamos que cuente para todos!

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